martes, 6 de diciembre de 2011

El coraje de una familia vence al coma

1-11-2011


La familia de Manuel López Ortega y Encarnación Montiel Martinez no conoce el significado de la palabra "desistir" ni sabe cómo se "arroja la toalla". La vida les ha puesto muchas pruebas duras por delante. La más reciente, la hemorragia cerebelosa de su hija Laura, hace poco más de diez meses.


Un raudal de energía llegaba hasta la cama de Laura López Montiel en la UCI del Hospital Neurotraumatológico, la misma que alcanzaba, meses después, una habitación en El Neveral e idéntica de la que ahora recibe, cada día en su casa. Es la fuerza que le transmiten sus padres, sus dos hermanas, sus dos sobrinas, sus cuantiosos tíos y sus numerosos primos. Todos, hechos una piña, no han parado de hablar con Laura, aún cuando su coma era profundo, de contarle todo lo que sucedía a su alrededor, de llevar las celebraciones familiares allí donde ella estaba, de mantenerla incorporada a la vida a pesar de que los pronósticos clínicos se empeñaban en decir lo contrario.
Después de unos nueve meses de ausencia, Laura, con 21 años, ha vuelto a tener opinión propia, a decidir por sí misma y a reír con las anécdotas que le cuenta su padre. De hecho, ha sido ella misma, la que con un movimiento de cabeza, ha accedido a hacer este reportaje. Sabe, porque tiene plena consciencia, que su ejemplo puede ayudar a muchas familias que pasen por el camino que ella, paso a paso, comienza a dejar atrás. Era el 30 de diciembre de 2010 cuando Laura bromeaba en casa con unos amigos. Estaba feliz con el nuevo negocio que emprendía "Bicicletas Laura" después de aparcar los estudios de Empresariales. Su madre ultimaba los preparativos para recibir el nuevo año. Nada hacía presentir que las uvas se agriarían. Sobre las dos de la tarde, el persistente dolor de cabeza que había tenido todo el día se agudizó. Su padre recuerda que oyó un grito fuerte y que, cuando él acudió, Laura estaba ya inconsciente. El diagnóstico fue: "Hemorragia  cerebelosa". El cerebelo es el centro nervioso del encéfalo que ocupa la parte posterior e inferior del cráneo y una de cuyas funciones principales es la coordinación motriz. La familia estuvo hasta abril en el antiguo "Princesa" y desde allí la paciente fue trasladada al "Doctor Sagaz". Sin embargo, Laura no estuvo ni un momento sola. Incluso en Nochevieja, toda la familia se congregó en la sala de espera de la UCI para permanecer lo más cerca posible de ella. Sus padres y sus tíos se turnan desde entonces para atenderla. Algunos pertenecen al sector sanitario, otros no, pero a estas alturas cualquiera de ellos tiene ya un máster en cuidados. Todos empujan a una y Laura no puede por más que responder a tanto cariño. Sus progenitores señalan que hace tres o cuatro semanas comenzaron a comprobar que Laura respondía con la mirada a los estímulos, lloraba y reía según la circunstancia y comprobaron que la joven ya estaba de regreso. Manuel López destaca que, desde entonces, la evolución ha sido muy esperanzadora. Comienza a mover las manos y los pies, asiente o desmiente con la cabeza y, ayer, hasta completó un sudoku con uno de sus tíos. Hoy viajará, porque así se lo ha hecho saber a sus padres, hasta Valdepeñas para visitar la tumba de su abuela y, si todo va bien, pronto podrá ir a la playa a degustar un arroz con bogavante. Es la paciente más joven del grupo de adultos que acude a las terapias diarias de la Asociación de Daño Cerebral Adquirido (Adacea) y cada día Laura recarga sus pilas con el cariño de su familia y de sus compañeros para afrontar grandes retos. El próximo e importante, "librarse" de una vez por todas, de la traqueotomía.